
Pararse en un escenario frente al público; mostrarse al inflexible tribunal popular desnudo de alma y que no importe nada; padecer el embrujo del sonido sobre el cuerpo; acercarse al borde de la locura, al umbral de la insania; sentirse pleno, feliz; uno con el mundo; entablar el dialogo con el ser; tirar todo a la borda; vivir el momento; sentir la vida, el presente; despliegue de formas; quilombo trascendente; contacto con los universales; batalla ganada a la muerte.
Esas son las sensaciones que nos esperan a los tres el domingo; por eso amo esto; por eso quiero que esten todos ahi y compartamos las sensaciones; esa experiencia genial de todo el cuerpo que solemos llamarle música.